lunes, 25 de agosto de 2008

Letras Mías, Mías Todas

La misión nos fue conferida en los siguientes términos: "Toma hijo de hombre del libro de la Vida y come". - Yo lo tomé como me fue indicado y comí. El amargo tacto del papel en mi lengua se disipó hasta mezclarse con la ácida consistencia de mi boca recién despierta. Las palabras en forma de letras separadas se fueron precipitando una a una dentro del tobogán de mi garganta. Curiosamente no escuché ruido alguno cuando se precipitaron en el fondo de mi estómago. Hubiese pensado que el estruendo al caer y chocar contra la blanda superficie de color rojizo sería magnífico. Hubiese querido también que de pronto las más bellas frases se formaran por sí solas para ser luego producidas por mi garganta de siete cuerdas. Nada transcurrió en cambio, más que la simple sensación del estómago lleno y satisfecho. Las letras juntas, amontonadas unas sobre las otras, permanecieron inmóviles. Más tarde, mi cabeza tomó forma y fui creciendo hasta que me salieron brazos y piernas. Mi columna vertebral ensanchó sus huesos y me dieron la silueta que hoy poseo. A su debido tiempo una luz constante de diciembre me despertó de lleno en la cara. Intenté desgarradoramente valerme de los recursos acumulados en mi vientre y el resultado catastrófico fue un chillido sin la menor estética. Mi cabeza y extremidades han ido creciendo. Mis pensamientos lo han hecho acompañados de costumbres, hábitos y de tres o cuatro vicios. Las letras sin embargo aún permanecen. Una encima de la otra acomodadas en el orden que las fui ingiriendo plasmadas en papel. Creo que contengo todas las letras del universo y con ellas las palabras que pudieran pronunciarse para crear frases. De estas frases pudiera ser que dos o tres resultaran bellas. ...Mientras tanto, continúo esbozando en la impresión eterna del tiempo y el espacio, esperando poder dotarlas de armonía y construir esas dos o tres frases con las que selle el tiempo.