Me he fijado que cuando te digo algo son más bien tus ojos los que me escuchan, pues fijos en mí dan la pauta para que yo te continúe narrando. Tus oídos, en cambio, apuntan hacia todas partes menos al frente donde ante tu paso me sostengo. Luego sonriendo, como si hubiera contado un chascarrillo cuya gracia permaneciera intacta dentro de ti, das paso al denso caudal de preceptos que he venido guardando.
Me paseo por la rivera seca llena de rocas y arena y tiempo; y de pronto cuando menos lo espero, cambio a la montaña de pinos y frescos. Voy y vengo, traigo y llevo, de habladas, de cuentos y rizados vientos.
¿Conté aquella vez en que vi a un hombre sin cuello?
Testigos fuimos Jerry (el que limpiaba la piscina y reparaba descompuestos del departamento; ¿Recuerdas?) y yo; cuando el hombre sin cuello apareció ante nuestra mirada estupefacta.
Resulta que estábamos fumando, Jerry y yo, yo en el último escalón de la escalera frente al departamento; y Jerry, por su parte, recargado sobre el marco de la puerta del baño de la piscina.
- Hey Jerry!
- Hey there! – me respondía.
Y fumamos. Más tarde…otro cigarro, yo ahí en lo alto parado sobre el último escalón de la escalera recargado sobre la baranda y Jerry abajo, a unos seis metros y cerca de la alberca.
- Hey Jerry!
- Hey there! – me respondía.
- It has been raining the whole month non stop, but today in the afternoon we got a clear sky and sunny light. That’s weird, isn’t it?
- There you go! – contestó.- I had almost forgotten how dry soil and rocks look like!
- (Me río. A que pinche Jerry tan ocurrente).
Y pues en eso estamos; como muchas tardes cuando estaba en el exilio auto infringido; yo fumando desde lo alto y Jerry también fumando en la parte de abajo, entre la alberca y el baño; cuando de pronto el tipo sin cuello, pausadamente y a paso sigiloso, se mostró por el corredor entre la alberca y mi departamento. A mi me dió hipo, y todavía es hora que cada ves que fumo de frente a la osa mayor empiezo a tener una serie de pequeñas contracciones en la garganta cada vez que suelto el humo.
Jerry, por su parte, lo siguió con la mirada atónita hasta que el pequeño hombrecillo desapareció tras los arbustos.
Con la mirada incrédula y un tanto mas pálido de lo usual, Jerry se quedó mirando, hacia arriba donde yo me encontraba, como queriendo corroborar que no era él el único que había visto pasar a ése hombre con la cabeza pegada a la clavícula.
Tú sabes que jamás me he metido otra cosa que no sea alcohol o tabaco. Tal vez Jerry si guste de consumir otro tipo de sustancias, o en algún momento de su lejana juventud como todo buen gringo de la década de los 70’s alucinó con la paz y el amor en un viaje astral.
Acto seguido, como imitando uno al otro, tiramos cada quien la colilla de su cigarro al suelo y la apagamos con el pie.
- It’s been a wacky day! I mean, sunny in February? Come on! – Comentó Jerry
- I know! It’s been crazy. Respondí, y acto seguido afirmé diciendo – I mean!...I also felt the hot weather.
Jerry, como queriendo reponerse después de haber visto algo que no terminaba por creer; supongo que alcanzó a escuchar mi voz diciendo.
- If someday someone asks, I am your fellow witness!
jueves, 27 de noviembre de 2008
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