
Como una ráfaga de hielo que te recibe de pronto al abrir la ventana, donde todo lo que esperabas ver era montañas y estepa y sol...más furtivamente te recibe el viento con su brisa que te hela los huesos y te deja absorto, con la mirada fija en el horizonte...tras las montañas, esperando que el temblar interno se desvanezca...y lo hace...se va por completo y yo no soy el mismo...salvo por mi mirada…Fija en el horizonte, ahí; viendo tras las montañas y con la eterna pregunta…si esto volverá a suceder la siguiente vez que abra la ventana?